sábado, 25 de noviembre de 2006

Mas madera

"Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo". Con esta frase, Arquimedes, uno de los mas grandes filósofos de Siracusa, intentó señalar la gran capacidad de transformación de la energía. Lo que utilizaba el griego no era mas que fuerza motriz humana, pero aderezada por uno de los más grandes productos del ingenio humano: la tecnología. En efecto, sin tecnología no se hubiese alcanzado un control efectivo y eficiente de las fuerzas energéticas. La tecnología humana sirvió para aprender a controlar la energía calorífica del fuego, la energía motriz animal con la rueda, y, mas recientemente, la energía producida por el vapor.

Es precisamente con el vapor como comienza una de las eras de más rápida transformación y evolución tecnológica: la era industrial. Las utilidades del vapor ya se conocían desde los tiempos de Herón, a quien se debe la invención de la primera máquina de vapor de la historia: la eolípila. Después vendrían personajes como Blasco de Garay, Battista della Porta, Salomón de Caus, Edward Somercet o Thomas Newcomen. Todos ellos intentaron mejorar la máquina de Herón, pero fue un inglés, James Watt el que decidió darle una utilidad real. Tras patentar su invento, comenzó a aplicarse al mundo del textil, y de ahí se extendió al barco y al ferrocarril. La energía de la primera Revolución Industrial es el vapor de agua.

Mas tarde llegaría el carbón, con la electricidad, el avión, el automóvil, y el petróleo. Y de momento ahí estamos. El petróleo sigue siendo hoy la principal fuente de energía del mundo desarrollado, a pesar de saber que las reservas sólo aguantarán, como mucho, hasta 2050. Pero el petróleo sigue siendo la fuente de energía por excelencia. Por él se hacen guerras, se firman paces, se estrechan las manos de genocidas, se envenenan espías, se ensucan mares, o se crean poderosos trusts empresariales.

Gracias al petróleo tenemos plástico, gasolina, asfalto, butano, keroseno o gasóleo... pero está empezando a terminarse. La curva de Hubbert advierte de que el cénit de la producción del petróleo se alcanzará en 2007, es decir, dentro de unos meses. Eso significa que, a partir de esa fecha, el petróleo será cada vez más caro de extraer y más escaso, hasta llegar a su desaparición total en unos 40 años. Tal vez ahora se entienda por qué Estados Unidos tiene sus reservas bastante más llenas que las de los demás países.

Pero ¿que supondría el final del petróleo?. En primer lugar, la pérdida de dependencia que tiene Occidente de las materias primas de Oriente, especialmente del mundo árabe, y de los paises de la OPEP. La Organización Para la Exportación de Petróleo es un poderoso trust que aglutina a los países con reservas en su suelo. Ellos fijan el precio, que hace moverse a todos los productos que dependen del petróleo, es decir, practicamente todos. La OPEP decide como sube y como baja la tasa de inflación, ante cuyo movimiento los gobiernos sólo pueden responder moviendo los tipos de interés, lo que produce desaceleración económica, y otorga cada vez más poder a los países OPEP. Ante esto, Occidente sólo puede responder de una forma, y es manteniendo una tensión global que instale la amenaza en el juego mundial.

Antes, había un topo occidental dentro del sistema, Venezuela, pero con la llegada de Hugo Chavez el juego se ha transformado. Ahora, la única forma de controlar el precio del barril es situando la espada de Damocles sobre las cabezas de los países OPEP, y, si se puede, intentar derribar los blancos, en teoría, mas fáciles de entre los del enemigo, ya sea con guerras o con golpes de Estado.

El final de la dependencia petrolífera devolvería el juego económico a las leyes de oferta y demanda, pero hundiría absolutamente en la miseria a unos países que se han dedicado exclusivamente a vivir de las rentas del petróleo, en lugar de emplear los petrodólares para la modernización global. Los excesos del Rey Fahd de Arabia Saudí en Marbella son un ejemplo de esto.

Pero hay mas energías en el tablero. La OPA de Endesa, y la nueva configuración del mercado energético europeo tampoco son casualidad: hay que tomar posiciones estratégicas para el momento en que sean necesarias nuevas alternativas energéticas. El gas natural también sentirá los efectos de la curva de Hubbert.

Y ante esto ¿que nos queda? La energía nuclear. El terror de los ecologistas de los 80 parece ser una de las pocas, si no la única, alternativa realmente viable al final del petróleo. la energía que se produce en una fisión nuclear parece ser la más poderosa de las conseguidas por el hombre. Si las cosas no cambian, muy pronto la fisión del núcleo dejará de recordarnos Hiroshima y Chernobil. Pero junto a la fisión se encuentra la fusión nuclear, mucho más poderosa que las energías nunca conocidas por la humanidad, y con un poder, de momento, difícil de imaginar. Pero la energía nuclear por fusión es sólo utilizada en el ámbito científico. Hace dos semanas se presentó formalmente el proyecto ITER que pretende conseguir energía nuclear por fusión de deuterio. En el proyecto participan la Unión Europea, Japón, Estados Unidos, Corea del Sur, India, China y Rusia, y su localización parece ser que será París. Esta nueva forma de energía podría permitir el fin de la dependencia del petróleo, pero tambien podría provocar la destrucción del mundo, si no se consigue controlar la reacción en cadena que provoca la fusión, y que destruye toda la materia que entra en contacto con ella, transofrmandola en antimateria. Dejando un poco de lado la ciencia ficción, lo cierto es que da auténtico pánico pensar en la potencia destructiva de una bomba de fusión nuclear.

En Alemania acaba de presentarse el primer coche de hidrógeno. El automóvil tiene dos motores, uno de gasolina normal, y otro para el hidrógeno, que lo hacen bastante más grande que un utilitario común. De momento sólo se han fabricado doscientas unidades, pero las grandes marcas ya están trabajando, y aseguran que en cinco años estarán en la calle. Lo previsto es que los coches de hidrógeno dominen las carreteras en 2020. De momento, lo cierto es que el precio es prohibitivo, ya que el litro de hidrógeno líquido cuesta cuatro veces más que uno de gasolina.

Por último, la alternativa al petróleo podría venir desde el mundo de las energías renovables: energía eólica, fotoeléctrica, o maremotriz podrían ser las formas de funcionamiento de la industria del futuro. De momento sus formas de extracción, que exigen una gran infraestructura, lo hacen poco rentable, pero esta situación puede cambiar en cualquier momento, y los grandes de la energía ya están tomando posiciones, creando nuevas áreas de negocio relacionadas con estas energías.

Energía nuclear, hidrógeno, el Sol, las mareas o un nuevo mineral por descubrir. No sabemos hacia donde nos llevarán los descubrimientos científicos, pero lo que está claro es que desarrollarán una nueva tecnología que permita al mundo seguir creciendo, aunque sea sin la palanca del cambio durante el siglo XX. No en vano se le conoce como oro negro.

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