sábado, 11 de noviembre de 2006

La piel del oso


Érase una vez un enorme oso que habitaba en el interior de un bosque. El oso era tan grande que los aldeanos que se cruzaban con él, huían aterrorizados. De este modo, la ferocidad del oso se fue extendiendo como una leyenda por las aldeas que rodeaban el bosque.

Un buen día, un par de cazadores, conocidos en la región por sus hazañas, decidieron que había llegado la hora de terminar con el animal. Tan seguros estaban de conseguir matar al oso que, antes de ponerse en camino, se acercaron a hablar con el curtidor de la aldea para venderle la piel. El tendero aceptó la compra y les pagó lo convenido.

Así los dos cazadores salieron hacia el bosque aclamados por los vítores de los habitantes del pueblo. Pero, al llegar, comenzaron a sentirse mas inseguros que en la aldea. De pronto, oyeron un gran estruendo y vieron una sombra entre los árboles que identificaron como el oso.

Los valientes cazadores huyeron despavoridos atravesando el bosque. Uno se encaramó a un árbol,mientras el otro tropezaba y caía cuan largo era sobre la hierba. El oso se acercó a él, lo olisqueó y se alejó sin causarle el menor daño.

Cuando se había alejado lo suficiente, el otro cazador bajó del árbol y se acercó a su compañero para preguntarle qué había pasado. El hombre, todavía muerto de miedo, le dijo que el oso se había acercado y le había dicho al oido: "Nunca vendas la piel de un oso antes de cazarlo".

Los analistas políticos que pueblan los medios de comunicación tienen cierta tendencia a comportarse como los cazadores de la historia, y han vuelto a dar muestras de ello tras el resultado de las elecciones legislativas en EEUU.

Así, tras la derrota republicana del pasado Martes, se han apresurado a hablar del fin de la era Bush, sin pararse a pensar en el hecho de que aún faltan dos años para las elecciones que decidan quién será el próximo inquilino de la Casa Blanca.

Si bien el resultado de las "Midterms" es un evidente varapalo para el partido republicano, no se debe olvidar el carácter que esta convocatoria suele tener entre los electores. Las elecciones de mitad de legislatura suelen ser utilizadas por los votantes para castigar al partido del Presidente, debido a la importancia menor del resultado. Así, no es extraño ver cómo el partido del Presidente baja considerablemente sus resultados en esta elección. Pero, normalmente, este voto de castigo no suele suponer grandes cambios en la composición política. Es decir, el electorado castiga la gestión del Presidente, pero no tanto como para poner en peligro la estabilidad del sistema.

El pasado Martes, en cambio, se produjo una situación que no se producía desde hace más de diez años. El partido del Presidente perdió las elecciones de forma contundente, tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado. Esto puede deberse, al menos, a dos factores: que el pueblo americano comienza a estar en desacuerdo con su Gobierno en asuntos sensibles (casi toda la campaña electoral se centró en la situación en Iraq); o bien, que comienzan a confiar en el proyecto demócrata como opción de futuro.

No hay mas que echar una ojeada a las encuestas para comprobar que la segunda opción es fácilmente descartable, por lo que, para explicar el resultado habrá que ir a Oriente Medio. Lo que comenzó como una intervención quirúrgica y aséptica para devolver la democracia a un pueblo oprimido, hoy se ha convertido en una situación de clara pre-guerra civil. Tras tres años desde la entrada de las fuerzas aliadas, la situación está bastante peor que antes, y lo único que parece haber variado es la propiedad de los pozos de petróleo.

El pasado Lunes el Alto Tribunal iraquí decretó la muerte por ahorcamiento de Sadam Hussein, lo que, de cumplirse finalmente, precipitará la situación hacia un conflicto armado. La situación de Mesopotamia puede degenerar en una nueva Yugoslavia, y, como ejemplo, sólo hay que recurrir a la televisión del país: el mes pasado se estrenaba un concurso de convivencia al estilo de "Gran Hermano" en el que estaba previsto que pasaran tres meses juntos concursantes sunníes, chiíes, kurdos y cristianos. El programa, presentado como "una forma de demostrar que es posible la convivencia entre los pueblos de Iraq", ha degenerado en una especie de guerra civil permanente que representa fielmente la situación fuera de la casa. La vida en directo, a través del Telediario.

Y es que, ni siquiera en EEUU se les escapa el hecho de que la situación no avanza precisamente hacia la normalización. Parece que la "Libertad Duradera" puede tardar bastante en llegar, y eso suele costar votos.

Pero no conviene vender la piel del oso antes de cazarlo, y dos años dan para mucho en lo que a resultados electorales se refiere. Si, como parece, la contienda de 2008 se libra entre Hillary Clinton y Rudolph Giuliani, estaremos ante otro escenario completamente diferente: Los republicanos podrán aferrarse al hecho de que las leyes deben aprobarlas, o vetarlas, los demócratas, mientras éstos no podrán criticar a un sistema en el que ellos mismos han participado. Los dos posibles candidatos rebosan carisma y simpatías públicas, pero Hillary tiene como handicap el hecho de ser mujer en un país como Estados Unidos. ¿Está preparada la primera democracia del mundo para tener una Presidenta?. La respuesta, en dos años.

Además, no puede olvidarse el hecho de que las encuestas de 2004 situaban la popularidad de Bush en una posición parecida a la actual, y, sin embargo, ganó con contundencia a su adversario John Kerry. Quizás el pueblo norteamericano era consciente de la nueva situación que se habría tras los atentados del 11 de Septiembre de 2001, y decidió votar por la administración más fuerte. Los resultados de este año demuestran que, si no hay demasiado en juego, se vota demócrata, pero si hay que elegir un Comandante en Jefe, la respuesta es republicano.

Por todo ello, los medios de comunicación y sus analistas se han precipitado al vender la piel de Bush antes de cazarlo, pues aún quedan dos años de mandato, y es tiempo más que suficiente par dar la vuelta a una situación que hoy es claramente adversa, pero que mañana, y dependiendo del candidato elegido, puede ser abiertamente favorable. Una situación de la que, para bien o para mal, depende, en gran medida, el futuro del mundo.

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