domingo, 19 de noviembre de 2006

El señor Presidente

Miguel Ángel Asturias pasa por ser el principal representante del realismo mágico latinoamericano en Guatemala. El autor, premio Nobel en 1967, publicó en 1946 una obra que pretende ser un reflejo de la dictadura personal de Estrada Cabrera, gobernante guatemalteco en la primera mitad del siglo XX, pero, sin embargo, consigue un retrato universal de las formas de actuación de los dictadores de todo tiempo y lugar, completado tiempo después por las obras maestras "El otoño del patriarca", de García Márquez, "Yo, el Supremo", de Roa Bastos, o "La fiesta del chivo", de Vargas Llosa.

Si en lugar de la Guatemala de Estrada Cabrera hablásemos de cualquier otro lugar del mundo, la historia no cambiaría sustancialmente, pues las formas de mantener un poder conseguido de manera ilegítima son bastante similares. Por ejemplo, podríamos referirnos a la Guinea Ecuatorial de Teodoro Obiang.

El señor Presidente de la República de Guinea Ecuatorial vino la semana pasada a España, con la intención de fomentar las relaciones entre los dos países, pues no en vano Fernando Poo y Río Muni fueron dos provincias del Estado Español hasta la Independencia de 1968. Concretamente, Obiang viene buscando la participación de las empresas españolas en la hundida economía ecuatoguineana. Ha saltado a los periódicos el hecho de que el Parlamento en pleno, con la única excepción del PSOE, se haya negado expresamente a la comparecencia de Obiang. Sin embargo, las autoridades del gobierno y de la oposición no han tenido ningún problema en reunirse con el personaje.

Para intentar comprender la situación conviene echar la vista atrás: En 1471 Fernando Poo, navegante portugués, descubre el Golfo de Guinea, apropiándose de las tierras para la Corona Portuguesa. Juan II convierte la zona en la base de un floreciente comercio de esclavos. Rápidamente se firman contratos con Francia, España e Inglaterra. En 1777, y en virtud de los Tratados de San Ildelfonso y El Pardo, Guinea pasa a ser dominio español. Desde 1845, los gobiernos españoles tratan de trasladar libertos de Cuba a la que ya se conoce como Guinea Española. Desde 1959 se crea la Región Ecuatorial Española, que conseguirá la Independencia en 1968, tras la petición de Naciones Unidas al gobierno de Franco. España convoca una convención constitucional que elaborará un texto aprobado en Referéndum en Agosto.

En Septiembre se celebran elecciones presidenciales en que ningún candidato consigue la mayoría. El primer Presidente será Francisco Macías Nguema, apoyado por el régimen de Franco, pues había sido Vicepresidente del gobierno desde 1964, que declara la independencia el 12 de Octubre. Macías rápidamente se olvida de la Constitución derogándola, primero, y declarándose presidente vitalicio, después. Hunde el país olvidándose de toda función gubernamental. Las infraestructuras son abandonadas, las escuelas son cerradas y la religión católica es prohibida. Se produce una campaña de africanización y se cambian todos los nombres: la capital pasa a ser Malabo, antigua Santa Isabel, incluso el dictador cambia su nombre: Masie Nguema Biyogo.

En 1979 su sobrino, Teodoro Obiang, derroca a su tío y decreta su encarcelamiento. Tras un juicio es condenado a muerte, pero ningún soldado está dispuesto a matarlo, temiendo que los poderes sobrenaturales que se le suponían cayeran sobre ellos. Así, la condena debe ejecutarla un pelotón llegado desde Marruecos.

Obiang consigue que su país entre en la Comunidad Económica y Monetaria de África Central, lo que supone adoptar el francés como lengua oficial, pero la apertura política lleva otros derroteros. Hasta 1991, sólo existe un partido político, y a partir de esta fecha se permite concurrir a los partidos que sean legalizados; el problema está en que ningún partido es legalizado. En 1992 y 1993 se produce la encarcelación de casi todos los líderes de la oposición. Severo Moto será atrapado en 1996.

En ese mismo año se firmará un contrato con la petrolera norteamericana Mobil, lo que elevará considerablemente los ingresos del país. No obstante, el nivel de vida de la mayoría de la población no mejora. Del dinero extraído por las petroleras el 80 % se queda en manos de éstas, y el 20 % va a parar a la familia de Obiang y otros líderes del régimen.

En 2003 se forma un gobierno en el exilio liderado por Severo Moto, que es acusado de conspirar para derrocar a Obiang, con la colaboración del gobierno español. En este mismo año, Obiang declara que es Dios y que puede matar a quien desee "sin que nadie le pida cuentas y sin ir al infierno porque es Dios mismo".

Los partidos españoles se niegan a que Obiang firme en el libro de visitas del Parlamento, alegando que es un dictador que no respeta las libertades básicas de los ciudadanos de su país, pero esto no parece ser un problema si de lo que se trata es de hacer negocio. El señor Presidente ha llegado a España para firmar un pacto que permita operar a Repsol IPF en el país. No en vano Guinea es el tercer productor africano de petróleo.

Parece que los valores no tienen la misma fuerza según quien los utilice: si la izquierda española se negó rotundamente a la intervención en Iraq, alegando que se hacía por petróleo, no tiene el menor reparo en estrechar las manos de un Presidente que pisotea los derechos fundamentales reconocidos por la Convención de Ginebra, para que una empresa, casualmente controlada por Sacyr Vallehermoso, opere libremente en un mercado inexplorado.

Por otra parte, la derecha tampoco queda bien parada: si defendían la participación en Iraq por la necesidad de extender el respeto a los principios democráticos, no vacilan en postrarse a los pies de aquel que lleva 27 años en el poder gracias a la inexistencia de una oposición.

Actualmente Guinea está considerada como uno de los países más corruptos del mundo, además de tener la distribución de riquezas más desigual de la Tierra. Con una exportación petrolera al mismo nivel que Kuwait, toda la renta queda en manos de la familia de este Señor Presidente que ha resultado ser, como su propio nombre indica, un auténtico "regalo de Dios" para su pueblo.

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