viernes, 17 de noviembre de 2006

la Zapatera prodigiosa

Federico García Lorca estrena en 1930 una farsa considerada por la crítica como una obra menor; sin embargo, el poeta ponía "La zapatera prodigiosa" al nivel de su trilogía trágica (Bodas de Sangre, Yerma, La casa de Bernarda Alba), pues la consideraba como la expresión de la lucha entre la realidad y la fantasía. Entre el realismo y el idealismo. El personaje de la zapatera representa la lucha interior que hiciera famosa Flaubert en "Madame Bovary". Al igual que Emma, la protagonista se evade de una realidad adversa a través de su imaginación.

Tal vez algo parecido han hecho los socialistas franceses eligiendo como candidata a Ségolène Royal. Intentan escapar de la realidad de unos políticos que no les representan eligiendo la personalización del idealismo.

Ségolène Royal ha conseguido, contra pronóstico alzarse con la victoria en las primarias del Partido Socialista Francés. A pesar de las campañas de desprestigio lanzadas desde su propio partido, la Zapatera, como la conocen los franceses, será la candidata al Elíseo. Mas de un 60 % de los votos demuestran que las bases del PSF pedían un cambio.

Ségolène representa una forma nueva de entender la política: más participación y más políticas sociales. Independientemente de que lo vaya a cumplir, o sólo sea una descarada campaña de demagogia, lo cierto es que el pueblo quiere un cambio. En España quedó claro con el fenómeno Ciudadanos, y a nivel europeo en el rechazo a la Constitución. El pueblo no se conforma con votar cada cuatro años y quiere participar activamente de la vida política. O al menos eso parece.

Lejos ha quedado el tiempo de los partidos de masas, y, poco a poco, se va imponiendo una nueva forma de política. No tanto de hacerla como de venderla. Porque ese es, precisamente, el gran valor de esta nueva generación de políticos: la increíble capacidad de utilización de los medios de comunicación para que transmitan su mensaje sin apenas darse cuenta.

La teoría del "speech bubble" como una de las mejores formas de acceder a las masas. Poco contenido, pero fácil de recordar. La importancia de la imagen, tanto física, como mediática. Cada vez vamos más hacia políticos fotogénicos, que bien podrían haber participado en un reality-show como forma de llegar. No hay tanta diferencia entre como actúan los políticos mediáticos y los concursantes de "Gran Hermano", ambos buscan que se hable de ellos, aunque sea mal. Y eso, en política, suele significar votos.

Pero Ségolène significa mucho más: es la alternativa jóven a un Partido Socialista Francés completamente anquilosado y sin fuerza. La Zapatera puede ser el revulsivo que necesita Francia para salir de la situación que estuvo a punto de encumbrar a Le Pen. Ségolène podría ser lo que Francia necesita para que no vuelvan a producirse las quemas masivas de coches. Pero para esto tiene que ganar las elecciones, y no será fácil. Al igual que pasó en Cataluña con Ciudadanos, la clase política francesa verá peligrar la estabilidad del sistema, y por eso, su camino estará lleno de trabas.

Trabas que ya comenzaron durante la campaña, y puestas por su propio partido. Así, nos enteramos de que el hermano de Royal (curioso nombre para la representante de un partido de izquierdas en una República como la francesa) participó en el hundimiento del Rainbow Warrior de Greenpeace. El día anterior a las elecciones aparecieron en YouTube (otra vez Google) unas declaraciones en que la candidata criticaba a los profesores... Y, evidentemente, la campaña no ha terminado: el modelo que propone la socialista es demasiado transformador para la clase francesa. Supone un peligro, pues, a diferencia de Ciudadanos, ella sí tiene posibilidades reales de ganar las elecciones y convertirse en presidenta de Francia. Por eso, no sería extraño que se utilizasen ciertas artimañas para dejarla fuera de juego.

En España conocemos bastante bien este tipo de juegos, aunque sólo hemos tenido una convocatoria de elecciones primarias; y, en vista de los resultados, tardaremos bastante en tener otra. Sucedió en 1998, cuando, tras la dimisión de Felipe González, el PSOE intentó dotarse de mecanismos de democracia interna para dar mayor legitimidad al candidato. Así, convocó unas primarias en las que, desde la cúpula, se eligió a dos candidatos: Joaquín Almunia y Josep Borrell. Las elecciones dieron la victoria a Borrell, a pesar de no contar con el apoyo de la dirección del partido. Tanto es así, que, a pesar de haber sido designado como candidato, fue obligado a dimitir tras descubrirse su implicación en un caso de corrupción. Así, el elegido para representar al partido fue el perdedor de las primarias: Almunia. Los resultados, bastante lógicos: el PSOE consiguió el peor resultado de su historia y una altísima tasa de abstención. Pero, probablemente, la historia no se repita en Francia.

Al igual que la de Lorca, la Zapatera francesa tiene una oportunidad para intentar cambiar los modos de hacer política que dominaron el siglo XX. Para intentar buscar una manera de que los ciudadanos participen activamente en política. Para evitar que el pueblo caiga en una suerte de abulia que permita a las clases dirigentes seguir gobernando. Ségolène tiene una oportunidad de oro de hacer historia. De momento, ya ha conseguido ser la primera mujer, desde Perséfone, en estar a las puertas de los Campos Elíseos.

1 comentario:

Roberto Carballo dijo...

Muy interesante ..... y un buen ejercicio cultural .... da gusto leer cuando se ejerce culturalmente y se promueve la interrelación e interdependencia de las cosas y las personas. Enhorabuena y sigue, por favor. Un abrazo, Roberto Carballo