sábado, 25 de noviembre de 2006

Mas madera

"Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo". Con esta frase, Arquimedes, uno de los mas grandes filósofos de Siracusa, intentó señalar la gran capacidad de transformación de la energía. Lo que utilizaba el griego no era mas que fuerza motriz humana, pero aderezada por uno de los más grandes productos del ingenio humano: la tecnología. En efecto, sin tecnología no se hubiese alcanzado un control efectivo y eficiente de las fuerzas energéticas. La tecnología humana sirvió para aprender a controlar la energía calorífica del fuego, la energía motriz animal con la rueda, y, mas recientemente, la energía producida por el vapor.

Es precisamente con el vapor como comienza una de las eras de más rápida transformación y evolución tecnológica: la era industrial. Las utilidades del vapor ya se conocían desde los tiempos de Herón, a quien se debe la invención de la primera máquina de vapor de la historia: la eolípila. Después vendrían personajes como Blasco de Garay, Battista della Porta, Salomón de Caus, Edward Somercet o Thomas Newcomen. Todos ellos intentaron mejorar la máquina de Herón, pero fue un inglés, James Watt el que decidió darle una utilidad real. Tras patentar su invento, comenzó a aplicarse al mundo del textil, y de ahí se extendió al barco y al ferrocarril. La energía de la primera Revolución Industrial es el vapor de agua.

Mas tarde llegaría el carbón, con la electricidad, el avión, el automóvil, y el petróleo. Y de momento ahí estamos. El petróleo sigue siendo hoy la principal fuente de energía del mundo desarrollado, a pesar de saber que las reservas sólo aguantarán, como mucho, hasta 2050. Pero el petróleo sigue siendo la fuente de energía por excelencia. Por él se hacen guerras, se firman paces, se estrechan las manos de genocidas, se envenenan espías, se ensucan mares, o se crean poderosos trusts empresariales.

Gracias al petróleo tenemos plástico, gasolina, asfalto, butano, keroseno o gasóleo... pero está empezando a terminarse. La curva de Hubbert advierte de que el cénit de la producción del petróleo se alcanzará en 2007, es decir, dentro de unos meses. Eso significa que, a partir de esa fecha, el petróleo será cada vez más caro de extraer y más escaso, hasta llegar a su desaparición total en unos 40 años. Tal vez ahora se entienda por qué Estados Unidos tiene sus reservas bastante más llenas que las de los demás países.

Pero ¿que supondría el final del petróleo?. En primer lugar, la pérdida de dependencia que tiene Occidente de las materias primas de Oriente, especialmente del mundo árabe, y de los paises de la OPEP. La Organización Para la Exportación de Petróleo es un poderoso trust que aglutina a los países con reservas en su suelo. Ellos fijan el precio, que hace moverse a todos los productos que dependen del petróleo, es decir, practicamente todos. La OPEP decide como sube y como baja la tasa de inflación, ante cuyo movimiento los gobiernos sólo pueden responder moviendo los tipos de interés, lo que produce desaceleración económica, y otorga cada vez más poder a los países OPEP. Ante esto, Occidente sólo puede responder de una forma, y es manteniendo una tensión global que instale la amenaza en el juego mundial.

Antes, había un topo occidental dentro del sistema, Venezuela, pero con la llegada de Hugo Chavez el juego se ha transformado. Ahora, la única forma de controlar el precio del barril es situando la espada de Damocles sobre las cabezas de los países OPEP, y, si se puede, intentar derribar los blancos, en teoría, mas fáciles de entre los del enemigo, ya sea con guerras o con golpes de Estado.

El final de la dependencia petrolífera devolvería el juego económico a las leyes de oferta y demanda, pero hundiría absolutamente en la miseria a unos países que se han dedicado exclusivamente a vivir de las rentas del petróleo, en lugar de emplear los petrodólares para la modernización global. Los excesos del Rey Fahd de Arabia Saudí en Marbella son un ejemplo de esto.

Pero hay mas energías en el tablero. La OPA de Endesa, y la nueva configuración del mercado energético europeo tampoco son casualidad: hay que tomar posiciones estratégicas para el momento en que sean necesarias nuevas alternativas energéticas. El gas natural también sentirá los efectos de la curva de Hubbert.

Y ante esto ¿que nos queda? La energía nuclear. El terror de los ecologistas de los 80 parece ser una de las pocas, si no la única, alternativa realmente viable al final del petróleo. la energía que se produce en una fisión nuclear parece ser la más poderosa de las conseguidas por el hombre. Si las cosas no cambian, muy pronto la fisión del núcleo dejará de recordarnos Hiroshima y Chernobil. Pero junto a la fisión se encuentra la fusión nuclear, mucho más poderosa que las energías nunca conocidas por la humanidad, y con un poder, de momento, difícil de imaginar. Pero la energía nuclear por fusión es sólo utilizada en el ámbito científico. Hace dos semanas se presentó formalmente el proyecto ITER que pretende conseguir energía nuclear por fusión de deuterio. En el proyecto participan la Unión Europea, Japón, Estados Unidos, Corea del Sur, India, China y Rusia, y su localización parece ser que será París. Esta nueva forma de energía podría permitir el fin de la dependencia del petróleo, pero tambien podría provocar la destrucción del mundo, si no se consigue controlar la reacción en cadena que provoca la fusión, y que destruye toda la materia que entra en contacto con ella, transofrmandola en antimateria. Dejando un poco de lado la ciencia ficción, lo cierto es que da auténtico pánico pensar en la potencia destructiva de una bomba de fusión nuclear.

En Alemania acaba de presentarse el primer coche de hidrógeno. El automóvil tiene dos motores, uno de gasolina normal, y otro para el hidrógeno, que lo hacen bastante más grande que un utilitario común. De momento sólo se han fabricado doscientas unidades, pero las grandes marcas ya están trabajando, y aseguran que en cinco años estarán en la calle. Lo previsto es que los coches de hidrógeno dominen las carreteras en 2020. De momento, lo cierto es que el precio es prohibitivo, ya que el litro de hidrógeno líquido cuesta cuatro veces más que uno de gasolina.

Por último, la alternativa al petróleo podría venir desde el mundo de las energías renovables: energía eólica, fotoeléctrica, o maremotriz podrían ser las formas de funcionamiento de la industria del futuro. De momento sus formas de extracción, que exigen una gran infraestructura, lo hacen poco rentable, pero esta situación puede cambiar en cualquier momento, y los grandes de la energía ya están tomando posiciones, creando nuevas áreas de negocio relacionadas con estas energías.

Energía nuclear, hidrógeno, el Sol, las mareas o un nuevo mineral por descubrir. No sabemos hacia donde nos llevarán los descubrimientos científicos, pero lo que está claro es que desarrollarán una nueva tecnología que permita al mundo seguir creciendo, aunque sea sin la palanca del cambio durante el siglo XX. No en vano se le conoce como oro negro.

martes, 21 de noviembre de 2006

Doxa y episteme

El filósofo griego Platón diferenciaba entre dos grados de conocimiento: la opinión, o doxa, y la ciencia, o episteme. La doxa se definía como el conocimiento basado en signos sensibles, es decir lo percibido directamente por el hombre. La episteme era el conocimiento basado en la razón, como elemento a través del cual alcanzar el mundo de las Ideas, y en especial, la idea del Bien.

Detrás de esta concepción se esconde una evidente dualidad, que después retomará Agustín de Hipona: el mundo sensible es sólo una imagen deformada del verdaderamente real, que es el mundo de las Ideas. Lo que percibimos a través de nuestros sentidos no es más que una sombra imperfecta del concepto que está detrás. Así, el conocimiento al que cualquier hombre puede aspirar, de seguir sus sentidos, no es más que un conocimiento especioso de la realidad.

Platón distingue dentro de la doxa dos grados: la conjetura y la creencia. La conjetura sería la percepción basada sólo en imagenes de lo sensible; algo así como una especulación que intenta acceder a la realidad, no ya a través de lo que percibimos, sino a través de la idea que nos formamos de lo que percibimos. La creencia es el conocimiento basado directamente en lo que percibimos, es decir, una fe absoluta en que nuestros ojos no nos engañan.

La episteme, a su vez, tambien se divide en dos grados: pensamiento discursivo y filosofía. El pensamiento discursivo es el conocimiento que utiliza la razón basada en signos sensibles; algo así como el pensamiento inductivo: a partir de una serie de experiencias llegamos a una conclusión general que convertimos en regla. La filosofía es el conocimiento perfecto de la idea de Bien, y sólo se puede alcanzar a través de la razón; es decir, algo así como una fe razonada.

Hasta el siglo XX, la ciencia ha operado con el pensamiento discursivo, dejando el conocimiento puro de las ideas para la filosofía y, por que no decirlo, la política. Es el mundo de las llamadas ciencias físicas, que intentan demostrar su fiabilidad por verificación. Es decir, una regla es válida porque siempre que se ha utilizado ha dado un resultado igual.

En 1934, un filósofo austríaco de nombre Karl Popper, elabora una teoría que da a conocer en el libro "La lógica de la investigación científica", según la cual, las ciencias sociales, no tienen porque utilizar el mismo criterio de verificación que las ciencias físicas. Si éstas exigen la verificación, a las ciencias sociales les basta con el principio de falsación, es decir, una teoría es válida siempre y cuando se pueda demostrar conceptualmente que otra teoría puede invalidarla. Es decir, es ciencia todo aquello que pueda entrar en el debate científico, con lo que quedaría fuera todo lo relativo a la fe. Sólo así se consigue que entre dentro del concepto de ciencia la recientemente formulada teoría de la relatividad.

Pero, ¿ dónde quedaría la definición de Popper en la teoría platónica? El austríaco elimina por principio todo conocimiento basado en la fe, es decir la filosofía de Platón. La racionalización de la empiria queda circunscrita a las ciencias físicas. La creencia, lo que vemos, queda al margen del conocimiento científico; y las ciencias sociales quedan reducidas a pura especulación, o conjetura. Es evidente que la nueva clasificación rompe completamente con todo lo anterior, y es en ella en lo que está basado todo nuestro conocimiento científico.

Vayamos un poco mas lejos. Supongamos que la teoría platónica no fuera un continuum, sino una dualidad. Es decir, los dos grados de conocimiento serían similares en los dos planos de realidad. Así, la conjetura estaría al mismo nivel que el pensamiento discursivo (para Popper, las dos clases de ciencia), mientras que creencia y filosofía tendrían en común su base en la fe. De este modo, Popper desterraría del mundo de la ciencia todo basado en la fe.

Para Platón, tanto el conocimiento a través de la percepción sensible, como a través de la percepción extrasensorial están a un mismo nivel, y Popper les quita toda posibilidad de ser ciencia.

Según lo dicho, hoy la ciencia se movería en una suerte de especulación constante, en que las ideas o los planteamientos racionales estarían a un mismo nivel, siendo sólo necesario para que algo sea científico que la comunidad científica lo valide como tal. Se destierra así completamente el mundo real del ámbito de lo cientifico y lo percibido por nuestros sentidos queda diluído en una marasma de discursos en los que lo sentido se rinde ante los argumentos de autoridad.

De tal forma que no es extraño que lo que decía Leibniz vuelva a estar de moda: la teoría del caos, el efecto mariposa, la entropía, o la sociedad líquida son formas de consentir que nuestros ojos nos engañan y que aquello que vemos es sólo una perspectiva. Se ha roto definitivamente la existencia de las cosas.

Pero hay otro elemento curioso en la teoría platónica: la realidad sensitiva exige un grado de fe similar al necesario para acceder al mundo de las ideas. Todo lo que sentimos es una creencia, creencia en que lo que ha sucedido sin variación desde tiempo inmemorial, seguirá sucediendo de igual manera. Sin esta fe estariamos abocados a una existencia en que la incertidumbre no nos dejaría interactuar; la angustia de lo desconocido sería tan grande que estaríamos paralizados. La ciencia tradicional nos ha demostrado que las leyes fisicas sólo tienen un campo de acción muy determinado; tanto por encima como por debajo dejan de funcionar. Las leyes universales no lo son tanto, pero necesitamos que lo sean. Nada nos asegura que el sol saldrá mañana, pero lo sabemos. La fe es el motor del mundo. Fe en las grandes ideas, o en las cosas pequeñas. Fe en que nada va a cambiar, o fe en que todo está cambiando; fe en que sólo nos tenemos a nosotros mismos o en que todos estamos en un mismo barco. En definitiva, fe en que no nos encontramos permanentemente en un universo caótico.

Aristóteles ideó la teoría de la inteligencia creadora, revitalizada actualmente por el diseño inteligente de algunas escuelas norteamericanas. Para Aristóteles todo elemento tendía hacia un fin, lo que, por cierto, acababa con la posibilidad de libertad, tal y como la concebimos hoy en día.

En resumen, Popper destierra la fe del mundo de la ciencia con la intención de "matar" a Dios, sin darse cuenta de que lo verdaderamente estaba matando era la realidad. Así, la ciencia ha quedado reducida a la especulación, con un anclaje cada vez más lejano sobre la realidad, y los científicos solamente pueden hacer conjeturas sobre una realidad que ellos mismos se han encargado de destruir. Y sin embargo, tanto ellos como el común de los mortales, sólo tenemos como elemento de apoyo nuestras propias percepciones.

domingo, 19 de noviembre de 2006

El señor Presidente

Miguel Ángel Asturias pasa por ser el principal representante del realismo mágico latinoamericano en Guatemala. El autor, premio Nobel en 1967, publicó en 1946 una obra que pretende ser un reflejo de la dictadura personal de Estrada Cabrera, gobernante guatemalteco en la primera mitad del siglo XX, pero, sin embargo, consigue un retrato universal de las formas de actuación de los dictadores de todo tiempo y lugar, completado tiempo después por las obras maestras "El otoño del patriarca", de García Márquez, "Yo, el Supremo", de Roa Bastos, o "La fiesta del chivo", de Vargas Llosa.

Si en lugar de la Guatemala de Estrada Cabrera hablásemos de cualquier otro lugar del mundo, la historia no cambiaría sustancialmente, pues las formas de mantener un poder conseguido de manera ilegítima son bastante similares. Por ejemplo, podríamos referirnos a la Guinea Ecuatorial de Teodoro Obiang.

El señor Presidente de la República de Guinea Ecuatorial vino la semana pasada a España, con la intención de fomentar las relaciones entre los dos países, pues no en vano Fernando Poo y Río Muni fueron dos provincias del Estado Español hasta la Independencia de 1968. Concretamente, Obiang viene buscando la participación de las empresas españolas en la hundida economía ecuatoguineana. Ha saltado a los periódicos el hecho de que el Parlamento en pleno, con la única excepción del PSOE, se haya negado expresamente a la comparecencia de Obiang. Sin embargo, las autoridades del gobierno y de la oposición no han tenido ningún problema en reunirse con el personaje.

Para intentar comprender la situación conviene echar la vista atrás: En 1471 Fernando Poo, navegante portugués, descubre el Golfo de Guinea, apropiándose de las tierras para la Corona Portuguesa. Juan II convierte la zona en la base de un floreciente comercio de esclavos. Rápidamente se firman contratos con Francia, España e Inglaterra. En 1777, y en virtud de los Tratados de San Ildelfonso y El Pardo, Guinea pasa a ser dominio español. Desde 1845, los gobiernos españoles tratan de trasladar libertos de Cuba a la que ya se conoce como Guinea Española. Desde 1959 se crea la Región Ecuatorial Española, que conseguirá la Independencia en 1968, tras la petición de Naciones Unidas al gobierno de Franco. España convoca una convención constitucional que elaborará un texto aprobado en Referéndum en Agosto.

En Septiembre se celebran elecciones presidenciales en que ningún candidato consigue la mayoría. El primer Presidente será Francisco Macías Nguema, apoyado por el régimen de Franco, pues había sido Vicepresidente del gobierno desde 1964, que declara la independencia el 12 de Octubre. Macías rápidamente se olvida de la Constitución derogándola, primero, y declarándose presidente vitalicio, después. Hunde el país olvidándose de toda función gubernamental. Las infraestructuras son abandonadas, las escuelas son cerradas y la religión católica es prohibida. Se produce una campaña de africanización y se cambian todos los nombres: la capital pasa a ser Malabo, antigua Santa Isabel, incluso el dictador cambia su nombre: Masie Nguema Biyogo.

En 1979 su sobrino, Teodoro Obiang, derroca a su tío y decreta su encarcelamiento. Tras un juicio es condenado a muerte, pero ningún soldado está dispuesto a matarlo, temiendo que los poderes sobrenaturales que se le suponían cayeran sobre ellos. Así, la condena debe ejecutarla un pelotón llegado desde Marruecos.

Obiang consigue que su país entre en la Comunidad Económica y Monetaria de África Central, lo que supone adoptar el francés como lengua oficial, pero la apertura política lleva otros derroteros. Hasta 1991, sólo existe un partido político, y a partir de esta fecha se permite concurrir a los partidos que sean legalizados; el problema está en que ningún partido es legalizado. En 1992 y 1993 se produce la encarcelación de casi todos los líderes de la oposición. Severo Moto será atrapado en 1996.

En ese mismo año se firmará un contrato con la petrolera norteamericana Mobil, lo que elevará considerablemente los ingresos del país. No obstante, el nivel de vida de la mayoría de la población no mejora. Del dinero extraído por las petroleras el 80 % se queda en manos de éstas, y el 20 % va a parar a la familia de Obiang y otros líderes del régimen.

En 2003 se forma un gobierno en el exilio liderado por Severo Moto, que es acusado de conspirar para derrocar a Obiang, con la colaboración del gobierno español. En este mismo año, Obiang declara que es Dios y que puede matar a quien desee "sin que nadie le pida cuentas y sin ir al infierno porque es Dios mismo".

Los partidos españoles se niegan a que Obiang firme en el libro de visitas del Parlamento, alegando que es un dictador que no respeta las libertades básicas de los ciudadanos de su país, pero esto no parece ser un problema si de lo que se trata es de hacer negocio. El señor Presidente ha llegado a España para firmar un pacto que permita operar a Repsol IPF en el país. No en vano Guinea es el tercer productor africano de petróleo.

Parece que los valores no tienen la misma fuerza según quien los utilice: si la izquierda española se negó rotundamente a la intervención en Iraq, alegando que se hacía por petróleo, no tiene el menor reparo en estrechar las manos de un Presidente que pisotea los derechos fundamentales reconocidos por la Convención de Ginebra, para que una empresa, casualmente controlada por Sacyr Vallehermoso, opere libremente en un mercado inexplorado.

Por otra parte, la derecha tampoco queda bien parada: si defendían la participación en Iraq por la necesidad de extender el respeto a los principios democráticos, no vacilan en postrarse a los pies de aquel que lleva 27 años en el poder gracias a la inexistencia de una oposición.

Actualmente Guinea está considerada como uno de los países más corruptos del mundo, además de tener la distribución de riquezas más desigual de la Tierra. Con una exportación petrolera al mismo nivel que Kuwait, toda la renta queda en manos de la familia de este Señor Presidente que ha resultado ser, como su propio nombre indica, un auténtico "regalo de Dios" para su pueblo.

viernes, 17 de noviembre de 2006

la Zapatera prodigiosa

Federico García Lorca estrena en 1930 una farsa considerada por la crítica como una obra menor; sin embargo, el poeta ponía "La zapatera prodigiosa" al nivel de su trilogía trágica (Bodas de Sangre, Yerma, La casa de Bernarda Alba), pues la consideraba como la expresión de la lucha entre la realidad y la fantasía. Entre el realismo y el idealismo. El personaje de la zapatera representa la lucha interior que hiciera famosa Flaubert en "Madame Bovary". Al igual que Emma, la protagonista se evade de una realidad adversa a través de su imaginación.

Tal vez algo parecido han hecho los socialistas franceses eligiendo como candidata a Ségolène Royal. Intentan escapar de la realidad de unos políticos que no les representan eligiendo la personalización del idealismo.

Ségolène Royal ha conseguido, contra pronóstico alzarse con la victoria en las primarias del Partido Socialista Francés. A pesar de las campañas de desprestigio lanzadas desde su propio partido, la Zapatera, como la conocen los franceses, será la candidata al Elíseo. Mas de un 60 % de los votos demuestran que las bases del PSF pedían un cambio.

Ségolène representa una forma nueva de entender la política: más participación y más políticas sociales. Independientemente de que lo vaya a cumplir, o sólo sea una descarada campaña de demagogia, lo cierto es que el pueblo quiere un cambio. En España quedó claro con el fenómeno Ciudadanos, y a nivel europeo en el rechazo a la Constitución. El pueblo no se conforma con votar cada cuatro años y quiere participar activamente de la vida política. O al menos eso parece.

Lejos ha quedado el tiempo de los partidos de masas, y, poco a poco, se va imponiendo una nueva forma de política. No tanto de hacerla como de venderla. Porque ese es, precisamente, el gran valor de esta nueva generación de políticos: la increíble capacidad de utilización de los medios de comunicación para que transmitan su mensaje sin apenas darse cuenta.

La teoría del "speech bubble" como una de las mejores formas de acceder a las masas. Poco contenido, pero fácil de recordar. La importancia de la imagen, tanto física, como mediática. Cada vez vamos más hacia políticos fotogénicos, que bien podrían haber participado en un reality-show como forma de llegar. No hay tanta diferencia entre como actúan los políticos mediáticos y los concursantes de "Gran Hermano", ambos buscan que se hable de ellos, aunque sea mal. Y eso, en política, suele significar votos.

Pero Ségolène significa mucho más: es la alternativa jóven a un Partido Socialista Francés completamente anquilosado y sin fuerza. La Zapatera puede ser el revulsivo que necesita Francia para salir de la situación que estuvo a punto de encumbrar a Le Pen. Ségolène podría ser lo que Francia necesita para que no vuelvan a producirse las quemas masivas de coches. Pero para esto tiene que ganar las elecciones, y no será fácil. Al igual que pasó en Cataluña con Ciudadanos, la clase política francesa verá peligrar la estabilidad del sistema, y por eso, su camino estará lleno de trabas.

Trabas que ya comenzaron durante la campaña, y puestas por su propio partido. Así, nos enteramos de que el hermano de Royal (curioso nombre para la representante de un partido de izquierdas en una República como la francesa) participó en el hundimiento del Rainbow Warrior de Greenpeace. El día anterior a las elecciones aparecieron en YouTube (otra vez Google) unas declaraciones en que la candidata criticaba a los profesores... Y, evidentemente, la campaña no ha terminado: el modelo que propone la socialista es demasiado transformador para la clase francesa. Supone un peligro, pues, a diferencia de Ciudadanos, ella sí tiene posibilidades reales de ganar las elecciones y convertirse en presidenta de Francia. Por eso, no sería extraño que se utilizasen ciertas artimañas para dejarla fuera de juego.

En España conocemos bastante bien este tipo de juegos, aunque sólo hemos tenido una convocatoria de elecciones primarias; y, en vista de los resultados, tardaremos bastante en tener otra. Sucedió en 1998, cuando, tras la dimisión de Felipe González, el PSOE intentó dotarse de mecanismos de democracia interna para dar mayor legitimidad al candidato. Así, convocó unas primarias en las que, desde la cúpula, se eligió a dos candidatos: Joaquín Almunia y Josep Borrell. Las elecciones dieron la victoria a Borrell, a pesar de no contar con el apoyo de la dirección del partido. Tanto es así, que, a pesar de haber sido designado como candidato, fue obligado a dimitir tras descubrirse su implicación en un caso de corrupción. Así, el elegido para representar al partido fue el perdedor de las primarias: Almunia. Los resultados, bastante lógicos: el PSOE consiguió el peor resultado de su historia y una altísima tasa de abstención. Pero, probablemente, la historia no se repita en Francia.

Al igual que la de Lorca, la Zapatera francesa tiene una oportunidad para intentar cambiar los modos de hacer política que dominaron el siglo XX. Para intentar buscar una manera de que los ciudadanos participen activamente en política. Para evitar que el pueblo caiga en una suerte de abulia que permita a las clases dirigentes seguir gobernando. Ségolène tiene una oportunidad de oro de hacer historia. De momento, ya ha conseguido ser la primera mujer, desde Perséfone, en estar a las puertas de los Campos Elíseos.

Big Google

Corría el año de 1948 cuando un escritor británico escribió una de las obras cumbre del siglo XX literario. "1984" forma, junto a "Un mundo feliz" de Aldous Huxley y "Farenheit 451", de Ray Bradbury la que se ha dado en llamar "trilogía distópica". Georges Orwell propone en la obra la posibilidad de un mundo controlado completamente por un Estado con competencias para regular todos los aspectos de la vida de sus habitantes. Al frente, una figura paternalista y con tintes míticos: el Gran Hermano. A través de las pantallas presentes en todas y cada una de las habitaciones, se convierte en la personificación más lograda del Estado totalitario.

Hoy en día, la tecnificación e informatización de la sociedad recuerda sospechosamente esta idea. Cada vez más interconectados en un mundo global. En cada habitación hay una pantalla para observar lo que dice el Gran Hermano. Y, cada vez más, junto a esa pantalla hay una cámara permanentemente conectada. En principio para "potenciar la interactividad" con un mundo complejo, pero ¿ y si las razones fueran otras?

En los últimos meses se observan una serie de movimientos de adquisiciones, fusiones y acuerdos comerciales protagonizados por la empresa Google. Lo que nació como un motor de búsqueda a través de la red parece expandirse a otros ámbitos de negocio. Así, Google llegó a acuerdos de comercialización con los grandes grupos multimedia para poder usar sus contenidos en sus servicios de vídeo; compró, por una enorme cantidad de dinero, el instrumento que más posibilidades tiene de crecer en un futuro no muy lejano: el servidor de videos YouTube; anteriormente ya había creado un servicio de mensajería electrónica con capacidad muy superior a las del resto de mercados: GMail; tambíén ha llegado a acuerdos con medio centenar de periódicos para gestionar publicidad, a cambio de incluir la suya en los medios tradicionales; y por último, también se hizo con los servicios del mayor servidor de bitácoras del momento: Blogger.

Como se puede observar todos los campos de actuación de Google tienen un objetivo bastante similar: conocer los gustos y preferencias de sus usuarios, lo que permite ofrecer un servicio más personalizado. Pero... también poder utilizar campañas de publicidad mucho más agresivas y específicas. No es extraño que entre los acuerdos alcanzados esté la gestión de recursos publicitarios. Utilizando sus sinergias pueden ofrecer a una empresa que este dispuesto a pagarlo: publicidad directa incluída en los mails de sus usuarios, facilidades para aparecer mencionados en toda una serie de blogs a lo largo del mundo, posibilidades de campañas de "marketing viral" a través de YouTube, publicidad tradicional en los periódicos contratados, y, no lo olvidemos, la posibilidad de que su posición en las búsquedas de Google, se vea considerablemente favorecida. Hasta aquí una utilización propagandística de los datos recabados. Pero... ¿ Y si se fuera más alla? ¿ Y si se utilizasen datos personales con otros fines?

Uno de los puntos más polémicos y criticados de la llamada "Ley Patriótica", creada como respuesta a los atentados del 11 de Septiembre de 2001, es la aplicación del programa "Carnivore". La herramienta permite a la policía norteamericana leer todos y cada uno de los correos electrónicos que se envían a través de Internet. En principio sirve para prevenir posibles comunicaciones entre terroristas. Pero... ¿ y si los objetivos fueran otros?

Todo parece apuntar a que el programa "Carnivore" desaparecerá con la "Ley Patriótica", que, si las encuestas no mejoran, será una de las primeras víctimas del resultado electoral de hace una semana. Pero... ¿ y si se está optando por la mano de hierro en guante de seda? ¿ y si se intenta que sea el propio "cliente" el que acepte entrar en una red en que sus datos serán controlados, aunque él mismo no lo sepa?

Actualmente el término "Gran Hermano" se utiliza para hablar de un programa de televisión, en que una serie de personas se encierran en una casa controlada por cámaras y sin ningun contacto con el exterior. Es decir, venden voluntariamente su intimidad a cambio de quince minutos de gloria. No se si como causa o como efecto, lo cierto es que la intimidad ha dejado de ser un valor, las fronteras entre público y privado se diluyen y los gobiernos intentan decidir cuándo debemos fumar o qué debemos comer.

Los conspiranoicos norteamericanos llevan años insistiendo en que los billetes de dólar incorporan un microchip que permite tenerlo localizado en todo momento. En España, una discoteca de Barcelona ha decidido implantar chips a sus clientes habituales para evitar tener que pagar la entrada, e, incluso, las compañías de telefonía móvil ofrecen un servicio que permite localizar la frecuencia de cualquier teléfono con sólo 500 metros de error. También en las últimas semanas el Metro de Madrid ha decidido interconectar sus redes de cámaras en un servicio central que permita seguir el recorrido de todo usuario que utilice la red de Metro. El sistema se basa en el reconocimiento de volúmenes y colores. Metro responde que estas decisiones son para "seguir mejorando", pero no explican en qué.

Lo único que mejora en la sociedad de la información es el control exhaustivo que un Estado global ejerce sobre sus súbditos, control que muchas veces no es percibido pero que siempre está ahí. Un control que evita o disminuye dramáticamente la libertad de los individuos en una sociedad cada vez más "interactiva".

Todos estamos interconectados en una sociedad en que todo el mundo controla a todo el mundo. Una sociedad en la que la intimidad ha dejado de ser un valor y se puede especular con ella. Un mundo donde el pasado no importa, pues no queda constancia de él. Un mundo donde la guerra es la paz, la libertad es la esclavitud, y la ignorancia es la fuerza. Un mundo en el que Internet tiene cada día más fuerza y llega cada vez más lejos. Un mundo en el que, lentamente, se impone una neolengua universal: el SMS. Un mundo, en definitiva, que no dista tanto del propuesto por Orwell.

Pero la distopía orwelliana va más allá, presentándonos un final en que el sistema funciona, y acaba asimilando a los rebeldes. La historia nos ha demostrado en bastantes ocasiones lo que sucede con los rebeldes en las sociedades totalitarias. Pero... no importa. Olvidemos las preocupaciones. Tomemos soma para evitar cometer crimentales y, ante todo, nunca lo olvidemos... EL GRAN HERMANO NOS VIGILA.

domingo, 12 de noviembre de 2006

Juego de espejos

El verbo especular procede del latín "speculor", observar, mirar desde lo alto. El verbo a su vez deriva de "specto", deformación habitual del clásico "specio", mirar. "Specto" puede significar, además de mirar, considerar, juzgar, tender a, buscar, referirse o estar orientado. De la misma raíz que "specio" derivan palabras castellanas como especial (literalmente, digno de ser mirado), espectáculo (lo que se ofrece a la vista), espectro ( representación o imagen), o especie (aspecto, apariencia o estatua). También otras como especioso ( que engaña con su aspecto), o espejo (del latín "speculum", diminutivo de "specus", caverna, cueva). Por último, deriva de esta raíz la palabra "specula", diminutivo de "spes", esperanza. Es decir, podríamos traducir especular como mirar a través de un espejo la realidad, manteniendo la esperanza de que la imagen reflejada no sea especiosa.

Y en efecto, es esto y no otra cosa lo que hacen los especuladores. Especular, en términos económicos, es comprar barato con la intención de vender caro, y por eso, el mejor tablero de especulación es la Bolsa.

La Bolsa puede considerarse el espejo en el que intenta mirarse la sociedad, y por eso se tiende a pensar que es un reflejo de la actividad económica; pero en realidad la Bolsa actúa más como las sombras reflejadas en la Caverna de Platón. En lugar de un reflejo fiel de la especie económica, ofrece un espectro especioso de algo que en un momento fue la economía.

La Bolsa tiene sus propios ciclos, que no tienen porqué ser un reflejo directo de la situación de la economía en que se muevan. Así, la subida imparable del IBEX 35 de los últimos días, se encuentra en las mismas páginas que la mayor subida de la tasa de paro de los últimos años.

La Bolsa sólo refleja la existencia de flujos de capital que no se invierten sobre bienes materiales, sino que van fluctuando de empresa en empresa. Así, la burbuja de ficción que es la Bolsa va creciendo cada vez más atrapando en su red a los pequeños incautos. Incautos que entregan su dinero a gestores privados que suelen buscar más su beneficio, que la rentabilidad del cliente. Así, no es extraño que sucedan casos como el de Gescartera de hace unos años. La Bolsa es, cada vez más, un coto privado donde sólo cazan buenas piezas aquellos que saben preparar la trampa. Los bisoños no tienen más remedio que abandonar antes de perderlo todo.

Pero volviendo al IBEX, la semana pasada se alcanzaron, por primera vez en su historia, los 1400 puntos. Las razones de tan espectacular subida hay que buscarlas en los movimientos especulativos que están provocando las empresas de energía. La OPA sobre Endesa por parte de Gas Natural sólo fue el principio. Después, llegó E-On, la familia Entrecanales, Florentino Pérez, e, incluso, según últimos rumores, el banco Santander.

Y esto no es nada, porque en el tablero europeo juegan la francesa EDF, las italianas Enel y Eni, la portuguesa EDP, y la número dos alemana, RWE. Con semejante lío sobre la mesa no es extraño que los neófitos huyan aterrorizados ante semejante juego de espejos.

Pero la razón de este movimiento en el mercado bursátil español hay que buscarlo en el elemento sobre el que se ha construido el sistema económico español actual: la especulación inmobiliaria. La burbuja de la construcción está a punto de pincharse, y aquellos con dinero huyen hacia otros negocios. Lo llaman diversificación de cartera.

El problema está en aquellos que no tienen la posibilidad de diversificarse. Aquel que se ha hipotecado de por vida y que, muy pronto, comenzará a observar cómo él sigue pagando un precio muy superior al del valor de mercado por su vivienda. Comprobará como el precio de su hogar decrece sin poder hacer nada para impedirlo. En ese momento, el espejo se romperá atrapando a aquel que lo mire en una espiral de mala suerte.

Cuenta una vieja leyenda hindú que, si alguien te hace un retrato, tu alma le pertenecerá, pues quedará atrapada en la imagen. Algo parecido les sucederá a los hipotecados, que se verán atrapados en los pedazos de un espejo roto. Atrapados por otra ficción especiosa como son los tipos de interés, en una permanente subida que evite una inflación galopante.

La burbuja de la vivienda puede romperse en cualquier momento, y los primeros en dejar de mirarse en ese espejo están siendo los dueños de las grandes constructoras. Ahora han decidido mirarse en otro espejo, sabiendo que la imagen que reciban de él será tan especiosa como la de aquel otro que dejan atrás. La única forma de no quedar atrapado en el reflejo es mirando siempre desde la atalaya mas alta, es decir, especulando.

sábado, 11 de noviembre de 2006

La piel del oso


Érase una vez un enorme oso que habitaba en el interior de un bosque. El oso era tan grande que los aldeanos que se cruzaban con él, huían aterrorizados. De este modo, la ferocidad del oso se fue extendiendo como una leyenda por las aldeas que rodeaban el bosque.

Un buen día, un par de cazadores, conocidos en la región por sus hazañas, decidieron que había llegado la hora de terminar con el animal. Tan seguros estaban de conseguir matar al oso que, antes de ponerse en camino, se acercaron a hablar con el curtidor de la aldea para venderle la piel. El tendero aceptó la compra y les pagó lo convenido.

Así los dos cazadores salieron hacia el bosque aclamados por los vítores de los habitantes del pueblo. Pero, al llegar, comenzaron a sentirse mas inseguros que en la aldea. De pronto, oyeron un gran estruendo y vieron una sombra entre los árboles que identificaron como el oso.

Los valientes cazadores huyeron despavoridos atravesando el bosque. Uno se encaramó a un árbol,mientras el otro tropezaba y caía cuan largo era sobre la hierba. El oso se acercó a él, lo olisqueó y se alejó sin causarle el menor daño.

Cuando se había alejado lo suficiente, el otro cazador bajó del árbol y se acercó a su compañero para preguntarle qué había pasado. El hombre, todavía muerto de miedo, le dijo que el oso se había acercado y le había dicho al oido: "Nunca vendas la piel de un oso antes de cazarlo".

Los analistas políticos que pueblan los medios de comunicación tienen cierta tendencia a comportarse como los cazadores de la historia, y han vuelto a dar muestras de ello tras el resultado de las elecciones legislativas en EEUU.

Así, tras la derrota republicana del pasado Martes, se han apresurado a hablar del fin de la era Bush, sin pararse a pensar en el hecho de que aún faltan dos años para las elecciones que decidan quién será el próximo inquilino de la Casa Blanca.

Si bien el resultado de las "Midterms" es un evidente varapalo para el partido republicano, no se debe olvidar el carácter que esta convocatoria suele tener entre los electores. Las elecciones de mitad de legislatura suelen ser utilizadas por los votantes para castigar al partido del Presidente, debido a la importancia menor del resultado. Así, no es extraño ver cómo el partido del Presidente baja considerablemente sus resultados en esta elección. Pero, normalmente, este voto de castigo no suele suponer grandes cambios en la composición política. Es decir, el electorado castiga la gestión del Presidente, pero no tanto como para poner en peligro la estabilidad del sistema.

El pasado Martes, en cambio, se produjo una situación que no se producía desde hace más de diez años. El partido del Presidente perdió las elecciones de forma contundente, tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado. Esto puede deberse, al menos, a dos factores: que el pueblo americano comienza a estar en desacuerdo con su Gobierno en asuntos sensibles (casi toda la campaña electoral se centró en la situación en Iraq); o bien, que comienzan a confiar en el proyecto demócrata como opción de futuro.

No hay mas que echar una ojeada a las encuestas para comprobar que la segunda opción es fácilmente descartable, por lo que, para explicar el resultado habrá que ir a Oriente Medio. Lo que comenzó como una intervención quirúrgica y aséptica para devolver la democracia a un pueblo oprimido, hoy se ha convertido en una situación de clara pre-guerra civil. Tras tres años desde la entrada de las fuerzas aliadas, la situación está bastante peor que antes, y lo único que parece haber variado es la propiedad de los pozos de petróleo.

El pasado Lunes el Alto Tribunal iraquí decretó la muerte por ahorcamiento de Sadam Hussein, lo que, de cumplirse finalmente, precipitará la situación hacia un conflicto armado. La situación de Mesopotamia puede degenerar en una nueva Yugoslavia, y, como ejemplo, sólo hay que recurrir a la televisión del país: el mes pasado se estrenaba un concurso de convivencia al estilo de "Gran Hermano" en el que estaba previsto que pasaran tres meses juntos concursantes sunníes, chiíes, kurdos y cristianos. El programa, presentado como "una forma de demostrar que es posible la convivencia entre los pueblos de Iraq", ha degenerado en una especie de guerra civil permanente que representa fielmente la situación fuera de la casa. La vida en directo, a través del Telediario.

Y es que, ni siquiera en EEUU se les escapa el hecho de que la situación no avanza precisamente hacia la normalización. Parece que la "Libertad Duradera" puede tardar bastante en llegar, y eso suele costar votos.

Pero no conviene vender la piel del oso antes de cazarlo, y dos años dan para mucho en lo que a resultados electorales se refiere. Si, como parece, la contienda de 2008 se libra entre Hillary Clinton y Rudolph Giuliani, estaremos ante otro escenario completamente diferente: Los republicanos podrán aferrarse al hecho de que las leyes deben aprobarlas, o vetarlas, los demócratas, mientras éstos no podrán criticar a un sistema en el que ellos mismos han participado. Los dos posibles candidatos rebosan carisma y simpatías públicas, pero Hillary tiene como handicap el hecho de ser mujer en un país como Estados Unidos. ¿Está preparada la primera democracia del mundo para tener una Presidenta?. La respuesta, en dos años.

Además, no puede olvidarse el hecho de que las encuestas de 2004 situaban la popularidad de Bush en una posición parecida a la actual, y, sin embargo, ganó con contundencia a su adversario John Kerry. Quizás el pueblo norteamericano era consciente de la nueva situación que se habría tras los atentados del 11 de Septiembre de 2001, y decidió votar por la administración más fuerte. Los resultados de este año demuestran que, si no hay demasiado en juego, se vota demócrata, pero si hay que elegir un Comandante en Jefe, la respuesta es republicano.

Por todo ello, los medios de comunicación y sus analistas se han precipitado al vender la piel de Bush antes de cazarlo, pues aún quedan dos años de mandato, y es tiempo más que suficiente par dar la vuelta a una situación que hoy es claramente adversa, pero que mañana, y dependiendo del candidato elegido, puede ser abiertamente favorable. Una situación de la que, para bien o para mal, depende, en gran medida, el futuro del mundo.

lunes, 6 de noviembre de 2006

De OPA en OPA


Mucho ha cambiado el mundo desde que en 1648 la Paz de Westfalia consagrara la creación del Estado; un Estado que, tras la Revolución Francesa, se convertirá en Estado-Nación, y que en el siglo XIX pasará a ser Imperio. Tras el enfrentamiento que suponen las dos guerras mundiales los Estados se alían entre sí formando dos bloques con una división clara: la ideológica, haciendo así que aparezcan dos bloques: izquierda y derecha.

Con la caída del muro de Berlín y el fin de la URSS, los dos bloques se unifican y comienza a vislumbrarse una nueva frontera: el eje Norte-Sur. Intentando no caer en la teoría de la dependencia, lo cierto es que la fractura entre estos dos bloques cada vez es mayor: el sur ahogado por la imposibilidad de hacer frente al pago de deudas a los países del norte; y éste, embarcado en una carrera por ser cada vez más competitivo en un escenario internacional en que, o comes, o te comen. Por que ésta es precisamente la nueva línea de fractura entre los bloques: el dinero. Dinero que tiende a reagruparse para ser mas eficiente en un contexto que obliga a ser el más competitivo.

Así llegamos a la situación actual, en que todas las grandes empresas deben crecer cada vez más para hacer frente a las nuevas posibilidades de un mundo interconectado. El Estado-Nación ha pasado a la historia desde el momento en que Internet funciona como una auténtica red de redes. Hoy no es importante mantener las parcelas de soberanía tradicionales, sino lanzarse a la conquista de nuevos mercados. Por eso se comprueba una evidente tendencia de las economías nacionales a liberalizarse en un contexto más amplio. La sociedad internacional deja paso, cada vez más, a una sociedad transnacional, porque ya no es importante el país al que se pertenezca, sino la posición que se tenga en un mercado global.

Así, no es extraño el acentuado proceso de fusiones y absorciones que estamos viviendo actualmente: E-ON quiere comprar Endesa; Google se hace con YouTube; Suez se fusiona con Gaz de France... Todo en una misma dirección: crear grandes empresas capaces de luchar en un mercado transnacional. Un mercado global donde se van a enfrentar a los grandes gigantes norteamericanos y a los nuevos conglomerados asiáticos, y para ello, es indispensable fortalecer a las empresas europeas.

Porque parece que Europa se acaba de dar cuenta de algo que EEUU supo desde los años 20 del siglo pasado: una vez que has crecido gracias al proteccionismo de tu gobierno, hay que lanzarse al mercado global. Se está muy agusto dentro de la pecera, pero hay un proceloso mar mas allá. La ley de la Oferta y Demanda es implacable: sólo los mejores sobreviven; y para ser el mejor no basta con tener asegurado un mercado determinado; hay que seguir creciendo a costa de los competidores.

A las empresas españolas les ha sucedido algo parecido: llevan mucho tiempo engordando en su pecera Iberoamericana, pero, de pronto, les han soltado en un mar global en el que no saben defenderse. Por eso no tiene sentido hablar de "campeones nacionales" en unos momentos en que la única nación es el dinero. Debe hablarse en su lugar de optimización de recursos, de apertura a nuevos mercados y a nuevas formas de acceder al cliente.

Las grandes empresas españolas siguen ancladas en un modelo que deberían haber abandonado hace dos siglos. No parecen darse cuenta de que, desde 1986, su mercado no está en el Sur, sino en el Norte. No parecen notar que tienen el dinero y los recursos para competir en igualdad de condiciones por el mercado europeo; prefieren quedarse en su pecera sin darse cuenta de que en ese mar llamado Europa sí hay un lugar para ellas.

viernes, 3 de noviembre de 2006

Cuando los Ciudadanos toman la palabra

Hablaba Robert Merton, uno de los padres del estructural-funcionalismo, de la posibilidad de que, dentro de un sistema, pudiesen aparecer subsistemas o elementos discordantes con el sistema en su conjunto. A esto le llamaba disfuncionalidades, y recomendaba la necesidad de reducirlas al máximo si se pretendía mantener la estabilidad de ese sistema. Como disfuncionalidad en el sistema político catalán puede calificarse la entrada en el Parlament de Ciudadanos de Cataluña.

El nuevo partido, con sólo ocho meses de vida y un candidato completamente desconocido, ha conseguido entrar en la Ciutatella tras superar la barrera del 3%. Y es que este número, de infausto recuerdo para el conjunto de la clase política catalana, ha vuelto a significar un revulsivo para la situación; Si hace dos años significó una clará "omertá" entre los distintos partidos, hoy puede pasar a ser símbolo de "apertura" a los ciudadanos. La entrada del nuevo partido constata la poca credibilidad que merecen a la sociedad los partidos tradicionales (la participación en estas elecciones ha sido la segunda más baja en unas autonómicas de la historia de Cataluña).

Y es que al ciudadano corriente lo que le importa es si le bajan los impuestos o le suben el precio de la luz eléctrica. Si se van a construir más hospitales o se va a impulsar una nueva política ante la inmigración. El catalán corriente "pasa" de bilingüismos, estatutos y nacionalismos varios, mas propios de siglos pasados que de una sociedad moderna como es la catalana. Al catalán no le gusta estar enfrentado al resto de España por culpa de unos políticos más interesados en ideologías que en la búsqueda de soluciones. La campaña en su conjunto ha sido un ejemplo de lo que no debe ser una campaña política: los candidatos no han hecho una sola propuesta de futuro, todo se reducía a un "quítate tu pa´ponerme yo" en el que nadie aportaba nada nuevo, además de unas polémicas prefabricadas que buscaban dar que hablar (el efecto "ZP"), y que sólo han conseguido el hastío del votante, que decidió quedarse en casa, votar en blanco (mas de un 2% de voto de protesta colocan a estas elecciones al frente de todas las celebradas), o bien votar a la alternativa, Ciudadanos de Cataluña.

Una alternativa con especial mérito, debido a la prohibición expresa de mencionar a este partido en ningún medio de comunicación catalán, además de no aparecer representado en ninguna encuesta pre-electoral. Tan solo dos medios de comunicación, proscritos, por cierto, por todos los demás, El Mundo y la COPE, han hablado abiertamente de los actos de campaña del nuevo partido. En todos los demás medios se impuso una férrea "ley del silencio". Evidentemente, el sistema se había protegido frente a la posible disfuncionalidad.

También Merton habla de otro proceso bastante más interesante: el interés del sistema por integrar aquello que, en un principio, era disfuncional. Lo que Lampedusa hizo famoso con la frase: "Es necesario que todo cambie para que todo permanezca igual". Es decir, ante la nueva situación, la reacción del sistema será intentar integrar a los "disfuncionales". Habrá que comprobar si les es posible.

Pero, ¿ Qué es Ciudadanos de Cataluña? ¿ Es sólo una plataforma ciudadana que busca una cierta regeneración democrática, es el gérmen de un partido liberal en España, o no es más que una agrupación oportunista con los días contados?. Evidentemente, el tiempo responderá a estas y otras preguntas, pero de momento, Ciudadanos supone un soplo de aire fresco en el Parlament, y la posibilidad, quizás demasiado idealista, de que existe otra forma de hacer política.

Ciudadanos ha conseguido lo más difícil: entrar en el Parlamento. A partir de ahora, depende de ellos el conseguir cautivar a un electorado que está harto de políticas decimonónicas. Porque, a pesar de sus políticos, la sociedad catalana continúa siendo una sociedad moderna, avanzada, y con cosas más importantes en las que pensar que si Cataluña es una nación, o deja de serlo.